23/10/2014, Cacá Melo – Liberdade,Socialismo e Revoluçao (LSR), CIT en Brasil). Éste y otros artículos en la Hoja Informativa de SR Madrid de octubre (descarga aquí).
Dieciséis años después de la Gran Recesión de 1998-2002, la economía argentina está al borde de una nueva crisis. Y de nuevo, serán los trabajadores los que pagarán por los errores del gobierno y la codicia de los capitalistas.
En el periodo 1998-2002, Argentina se enfrentó a una crisis económica que llevó a la devaluación de su moneda y el impago de su enorme deuda externa. La recesión provocó altas tasas de desempleo, hiperinflación y las protestas que culminaron con la caída del presidente Fernando de la Rúa en diciembre de 2001.
Ante la imposibilidad de pagar la deuda, el gobierno anunciaba, en la última semana de 2001, la moratoria (es decir, la falta de pago) de bonos de deuda por un total de 132.000 millones de dólares. Los títulos públicos son documentos emitidos por el gobierno de un país. El objetivo es recaudar fondos para financiar obras y proyectos públicos. El funcionamiento es simple: el gobierno vende bonos a través de los bancos y las bolsas de valores para los inversores privados de todo el mundo. Al final de un determinado período, el gobierno paga los compradores el valor del bono, más una tasa de interés.
En enero de 2005, el gobierno inició un proceso de reestructuración de esta deuda. Inicialmente, se renegociaron el 76% de los bonos del gobierno con los acreedores y se cambiaron por otros más barato. Una segunda ronda de negociaciones, en 2010, puso fin al 93% del total a pagar. Para los mercados internacionales, el proceso de reestructuración ha convertido a Argentina en un modelo de cómo este tipo de crisis puede ser derrotado.
Los buitres entran en juego
Sin embargo, en el último período, los títulos no renegociados se han convertido en una fuente de tensión. La decisión de un juez en los Estados Unidos fue la de apoyar los intereses de un grupo de acreedores, liderado por el multimillonario Paul Singer, que había comprado los bonos de aquella pequeña porción de acreedores que no habían aceptado el acuerdo. Este grupo exige que el gobierno argentino le pague un total de 1,4 millones de dólares, en lugar del valor más bajo propuesto durante la reestructuración de la deuda.
La razón de que este caso sea juzgado por un tribunal estadounidense es un error histórico del gobierno argentino: se creía que, con una economía inestable, pocos inversores extranjeros comprarían títulos públicos bajo jurisdicción argentina. Por lo tanto, desde 1976, los bonos argentinos son emitidas por bancos en Nueva York, bajo las leyes de EE.UU..
Esta no es la primera incursión de Paul Singer contra el gobierno de Kirchner. Él, que fue uno de los principales apoyos financieros de las campañas de George W. Bush , ya intentó utilizar el aparato judicial estadounidense para tomar bienes del gobierno argentino como reservas en bancos de Nueva York, el avión presidencial o incluso buques de guerra, como garantía de pago de la deuda. Paul Singer y su grupo han sido llamados "fondos buitre" por los medios de comunicación, por utilizar esa misma estrategia contra otros países de América Latina y África.
El gobierno de la presidenta Cristina Kirchner se negó a cumplir con la decisión del tribunal estadounidense y empezó una campaña nacionalista denominada “Patria o buitres”. La principal preocupación es que esto genere un efecto dominó sobre otros títulos no renegociados. Si otros acreedores acuden a la justicia, el gobierno puede ser obligado a pagar un total de 15.000 millones de dólares.
40% de inflación
La economía de Argentina ya está en mal estado. El crecimiento del PIB se redujo, la inflación alcanza el 40% anual y los salarios no siguen su ritmo. Alrededor del 25% de la población está por debajo del umbral de la pobreza.
Lo que los "fondos buitre" quieren es que los países se sometan a sus exigencias para pagar las deudas. Para ello, los gobiernos deben tomar más dinero y adoptar medidas de austeridad, como recortes en el gasto público (inversiones en salud y educación) y el aumento de la privatización. Y quiénes pagan son los trabajadores, con la inflación, el desempleo y la disminución de la calidad de vida.
Ir más allá de la falta de pago
Esto demuestra que la falta de pago de la deuda en sí no resuelve los problemas, si no va acompañada de la nacionalización de los bancos y el sistema financiero, junto con la implementación del control de los flujos de capital. De lo contrario, cualquier gobierno seguirá siendo rehén de los mercados financieros.
Vemos el principio del fin de la era Kirchner que sufre la crisis mundial y no tiene una política de ruptura con el sistema capitalista. Por lo tanto, es esencial el avance del Frente de Izquierda y los Trabajadores, la alianza de izquierda que obtuvo 1,2 millones de votos en las últimas elecciones, como un paso importante para comenzar a construir una alternativa socialista en el país.