CIU, con el beneplácito del resto de los partidos capitalistas argumentan que debemos reducir la deuda y realizar cambios en busca de una mayor competitividad; que se necesitan medidas de austeridad, para equilibrar las cuentas y hacer una economía fuerte. Esto es pura demagogia. La única manera que ellos ven para salir de la crisis es atacar las condiciones de la clase trabajadora y nuestros servicios públicos. Pero estas medidas ayudan a que crezca la economía, por el contrario el crecimiento se detendrá y el desempleo aumentará. La crisis es el propio sistema capitalista, sus contradicciones y sus prioridades que son los bancos y los dioses de dinero internacionales. ¿Por qué debemos pagar esa deuda? ... No es la nuestra. La Unión Europea está en constante crisis. Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España están en el borde de las grandes crisis. La economía mundial capitalista está en quiebra. Solamente China crece formando una enorme burbuja que en algún momento explotará. Artur Mas justifica los recortes para no terminar como Grecia. Pero ahí es exactamente dónde acabaremos si seguimos su misma política.
Las medidas de Artur Mas, avaladas por la Unión Europea, el FMI y aplicadas a su vez por los gobiernos europeos tanto socialdemócratas como liberales o conservadores, atacan frontalmente los derechos de los trabajadores y de las capas populares alcanzados tras años de luchas obreras enormes. Su expresión más virulenta se da en la sanidad y en la educación.
En la sanidad asistimos al desmantelamiento de la red sanitaria pública, cerrando Centros de Atención Primaria durante el verano, limitando su horario durante el resto del año, recortando en los hospitales y, de este modo, poniendo en peligro la vida o la salud de la población entera. El presidente de Cataluña ni siquiera ha disimulado al colocar a la cabeza de la Consejería de Sanidad a alguien proveniente de la sanidad privada. El objetivo es evidente: fomentar las mutuas privadas, hacer de la crisis negocio.
En la educación no se contratan a más profesores interinos, aumenta el número de alumnos por clase y por tanto el esfuerzo del profesorado que ya está de por sí esquilmado. No se ponen medios para afrontar nuevos retos en las escuelas e institutos (refuerzo escolar, nuevas tecnologías), se empobrecen los programas y se sacrifica a una generación entera que se volverá, si no se remedia, mano de obra barata. En este contexto, el debate sobre la lengua vehicular en las escuelas y la legítima inmersión lingüística en catalán se vuelve algo gratuito cuando nos enfrentamos a la absoluta marginación de la enseñanza pública en beneficio de la educación privada. De nuevo se trata de hacer de la crisis negocio.
Pero no quedan allí los recortes, afectan a todo el sector público. En la administración de Justicia no se ha renovado o se ha despedido a los trabajadores interinos que habían permitido agilizar el trabajo. Ahora mismo los juzgados se enfrentan a un nivel igual o mayor de procedimientos con menos personal. Se han externalizado muchos servicios que se conceden a empresas privadas en régimen de concurso al mejor postor, con la correspondiente pérdida de derechos y salarios para los trabajadores de éstas.
Desde el inicio de la salvaje política de austeridad, gran parte de la clase trabajadora ha demostrado su capacidad de lucha y su oposición frontal a las medidas tomadas. El movimiento 15-M ha sido su mayor expresión pero no la única:
Las asambleas de barrio surgidas han abierto un nuevo espacio de debate, expresión y acción. Diferentes sectores de trabajo están en lucha permanente para defender sus puestos de trabajo y reclamar el legítimo derecho a unos servicios públicos y de calidad. Diariamente hay movilizaciones. Por otra parte, las bases de los sindicatos mayoritarios están dejando en evidencia la política pactista de sus direcciones. Al mismo tiempo, los sindicatos intentan abrirse paso en medio de la política oficial inmovilizadora por una política de clase.
La suma de todo ello ha llevado a un aumento de las movilizaciones que hacía décadas que no se veía y ha creado un escenario propicio para la lucha que era impensable hace sólo un año.
La efectiva coordinación de todas estas organizaciones se requiere necesaria para poder parar los recortes y poner en jaque a un sistema acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo.
En la actual situación, una convocatoria de huelga general tendría un efecto mucho más potente del que tuvo hace justamente un año y demostraría que la clase trabajadora sigue firme en su lucha.
Por todo ello, desde Socialismo Revolucionario defendemos las siguientes demandas:
PARALIZACIÓN TOTAL DE LOS RECORTES
INVERSIÓN PÚBLICA MASIVA PARA CREAR EMPLEO Y SERVICIOS PÚBLICOS EN VEZ DE RECORTES
APLICACIÓN DE POLÍTICAS SOCIALES DE URGENCIA ANTE LA GRAVEDAD DE LA SITUACIÓN PARA MILES DE PERSONAS
NO AL PAGO DE UNA DEUDA QUE NO ES NUESTRA