POR QUÉ NO HAY QUE PAGAR LA DEUDA


07/06/2011, Ángel Morano, SR Barcelona
El origen de la deuda
Tras dos plácidas décadas de neoliberalismo feroz basado en la creencia del crecimiento exponencialmente eterno, la crisis financiera de 2008 hizo saltar todas las alarmas y las contradicciones internas del sistema afloraron.  El sistema capitalista quedó profundamente dañado y los que lo dirigen se apresuraron en trazar una ruta por la cual seguir salvaguardando sus intereses.
Los grandes rescates bancarios, llevados a cabo para esconder bajo la alfombra los excesos de décadas de veneración al capitalismo, confianza en un crecimiento infinito y avaricia desmesurada, dejaron una factura que se está pagando a base de endeudamiento público.

La transformación de deuda privada en deuda pública ha sido el instrumento mediante el cual la clase capitalista le ha traspasado a la clase trabajadora la factura de años de excesos

Los gobiernos burgueses, han actuado como ejecutores de la estrategia diseñada por el FMI y el BCE como representantes de los intereses de los grandes capitales que realmente dirigen el mundo.
Subidas de impuestos, flexibilización del mercado laboral (bajadas de sueldos, abaratamiento del despido, mayor temporalidad del empleo), privatizaciones, recortes en sanidad, en educación, aumento de la edad de jubilación y estrechamiento del sector público, es el precio que ha tenido que pagar la clase trabajadora para equilibrar el déficit público, mientras se destina una enorme cantidad de dinero a pagar los intereses de la deuda.
La importancia de la deuda
La deuda es un elemento clave en la economía capitalista.
Por un lado es el mayor instrumento que tiene el capitalismo financiero en su tarea imperialista. El peso de una gran deuda externa lo conocen perfectamente en los países neocoloniales. Millones de personas viven en la miseria mientras el producto de su trabajo se destina a pagar los intereses de una deuda no contraída por ellos.
Por otro lado, en los países desarrollados, la deuda es un método de fomento del consumo y de control social. El que tiene una deuda está atrapado, condicionado y fácilmente expuesto al ninguneo y a la explotación; su posición negociadora es nula. La deuda es un gran instrumento de control. Quien no tiene deudas no le debe nada a nadie y goza de más libertad, quien las tiene, dedica todo su esfuerzo a intentar librarse de ellas y se siente asediado.
El papel de la banca en la gestión del poder de la deuda es básico. En última instancia es quién decide hacia quién se canaliza el crédito y es quien decide si un proyecto empresarial es viable o no o si una persona va a poder pagar una hipoteca o no…
Y si no pagamos, ¿qué?
Pero, si no se paga la deuda, ¿qué es lo que pasa? Es fácil entender que si uno no paga la hipoteca le quitan el piso, pero, si el estado no paga sus deudas, ¿Qué es lo que pasa? ¿Te echan del euro? ¿Te embargan comercialmente? ¿Te chantajean internacionalmente? ¿Te invaden?
Sinceramente, no creo que la respuesta exacta a la pregunta sea conocida ni siquiera por los que tendrían que tomar las decisiones. Seguramente, podrían ser aplicadas muchas de las medidas anteriormente anunciadas.
Es seguro que dedicarían su enorme potencial propagandístico para presionar, argumentando que ese acto les haría responsable del colapso del sistema financiero.
Pero no hay que olvidar, que quien tiene más que perder en caso de una negativa del estado a pagar su deuda, es el propietario de esa deuda.
Y que si tú le debes diez mil euros al banco tienes un problema, pero si tú le debes un millón de euros al banco el problema lo tiene el banco.
Y que lo que para ellos significa el colapso del sistema, es la caída de sus beneficios.
La clase trabajadora debe sentirse absolutamente legitimada para rechazar el pago de una deuda que no es suya. Lo que pase a partir de ese momento no es su responsabilidad. El problema lo tiene el otro. El tomar conciencia de esa situación, es fundamental para asestar un golpe psicológico a la clase capitalista.
Pero el hecho de deshacerse de la deuda no es en si mismo algo que te permita recuperar el control de la situación. Solamente recuperando el control sobre el sistema bancarios a través de la nacionalización de la banca se obtendría el control sobre la economía y la posibilidad de orientar las fuerzas productivas en beneficio de la clase trabajadora.
El control de la banca es la única manera de estabilizar un país, generar empleo y riqueza, realizar inversiones y garantizar un verdadero estado del bienestar. El no al pago de la deuda es el único camino para que la riqueza no se escape del país en forma de intereses. El control democrático por parte de los trabajadores del sistema bancario es la única vía para garantizar la transparencia total y la toma de decisiones orientadas al interés general.
El sistema capitalista ha demostrado ser incapaz de garantizar unas condiciones de vida mínimamente dignas ni siquiera a los ciudadanos de los países que salen beneficiados de las relaciones económicas basadas en el imperialismo. El desempleo, la precariedad, la falta de acceso a la vivienda, la corrupción, la falta de justicia, de transparencia y de democracia real son características que abundan en los estados burgueses más avanzados.
Un estado que tiene el control sobre la banca, que está librado de deudas ilegítimas y que se basa en el control democrático por parte de la clase trabajadora, posee las herramientas necesarias para un desarrollo justo y honesto de su sociedad.